- Es que no puedo Luka, no puedo verles juntos. Me repatea, en serio. ¡Y cómo la besa! Que parece que se la come en cada beso, joder.
- ¿Has probado a olvidarle?
- Sí, pero no puedo. No sé si es peor el remedio o la enfermedad
- Lo que te pasa a ti, es que quieres mucho. No puede ser bueno querer tanto
- ¿Por eso es por lo que tú no quieres nunca?
- ¿Cómo?
- Que si es por eso por lo que tú nunca quieres a nadie
- Supongo, no lo sé - Luka empezó a reírse nerviosamente
- Pues deberías probarlo. No es tan malo como parece ¿sabes? A veces hasta te hace sonreír
- Sí, sí - se levantó y la cogió para llevársela a la cama, era tarde
- Pero no quieras tanto, quiere un poquito, y cuando notes que duele, para. No seas tan masoca como yo - dijo Luka volviéndose a sentar y cogiendo la botella de Vodka de nuevo - La última, anda.
Genial! Me ha encantado, solo le falta la parte donde explica la fórmula mágica para saber hasta cuánto querer
ResponderEliminarJajaja, claro. Si ya decía yo que estas cosas del querer tenían alguna fórmula infalible.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que a mi me pasa igual... que te quiero mucho.
ResponderEliminarHay que querer hasta saciarse, y luego de vodka.
ResponderEliminarme ha gustado muchísimo esta entrada!
ResponderEliminarte felicito