jueves, 1 de octubre de 2009

Que se queden,quietecitos los segundos

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- Quiero que me abraces, fuerte, muy fuerte. Que me hagas quedarme casi sin respiración. Y que después, me mires y sonrías, con esa sonrisa tan tuya, esa que pones cuando te despierto prontito. Esa que pones cuando vamos dados de la mano cuando hace frío y tengo la nariz roja, y me lo dices, y vuelves a sonreir - lo dijo de carrerilla, con su risa juguetona, tal como diría una niña de cinco años a su madre que quiere un pony para Navidad. Y él la abrazó, y se paró el reloj en ese instante.

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